18 Salón Colombiano de Fotografía y 4ª Bienal de Fotografía
Medellín
Septiembre de 2004
Se inauguró el jueves 2 de septiembre de 2004 en el espacio de exposiciones de Suramericana de Seguros en Medellín, una exposición de fotografía que tiene dos nombres: se trata de la 4ª Bienal de Fotografía que se inauguró por primera vez en 1997, y el 18 Salón Colombiano de Fotografía que lleva haciéndose de manera casi anual desde 1983. Estos dos eventos se juntaron en uno sólo para mostrar un fragmento del estado actual de la fotografía en el país, y fundamentalmente en Medellín, puesto que muchos de los artistas que participan en la muestra son de esta cálida ciudad.
Al entrar a la exposición nos damos cuenta inmediatamente de que se trata de una gran variedad de trabajos que tratan desde diversos temas como diferentes maneras de abordar el medio fotográfico. De eso se trata fundamentalmente un salón aunque podríamos destacar que en este caso estamos viendo, junto con lo que sucede en fotología en Bogotá, que la actividad fotográfica sigue expandiéndose en el campo de la experimentación, haciendo de la técnica y de su manejo conceptual una unidad cada vez más compleja.
Algunas personas silueteadas en diferentes lugares del espacio de exhibición, provocando una mirada hacia una serie de “imbéciles” (como titula su obra la artista María Luisa Restrepo) que por su pinta se identifican como seres de la vida cotidiana que aparecen como extensiones de la misma artista. Estos seres son independientes y guardan las mismas proporciones reales y, de alguna manera, guardan una particular y mordaz semejanza a aquellas personas que en la publicidad ayudan a invitar a un transeúnte a entrar en un local… pensemos en la reina en tanga que aparece en la entrada de una agencia de viajes, recortada sobre cartón y con una sonrisa eterna que despierta en un principio amabilidad y luego desesperación. Asimismo, María Luisa Restrepo, nos introduce en el mundo de los “imbéciles” utilizando el mismo argumento publicitario con sarcasmo.
En la fotografía hay “una concepción que remonta (…) hasta el mito platónico de la caverna. Esta posición ideológica ha adquirido una amplitud particular durante estos últimos años. Es la consecuencia lógica de todo ese vasto movimiento crítico de denuncia del efecto de realidad en fotografía, que ha desembocado en un retorno a favor del artefacto, de una intervención deliberada y exhibida del artista en los procesos mediáticos.”[1] Philippe Dubois
Hay algo en la serie de cuatro fotografías de la artista Elizabeth Arboleda de Medellín que me gustaría destacar en este espacio. Son imágenes en blanco y negro dentro de las cuales se ve que el lente de la cámara apuntó al cielo dejando percibir en algunas partes del recuadro, fragmentos de unos edificios aparentemente residenciales. Sábanas que cuelgan de las ventanas, parasoles que se alcanzan a asomar por alguna terraza, tendederos de ropa y ventanas entreabiertas en un día cualquiera. Es una vista poco usual ya que por lo general lo que estamos percibiendo en fotografía y en videos y todos estos medios que trabajan sobre realidades del entorno, son miradas hacia el piso, hacia lo puramente terrenal. Tenemos ejemplos claros en los que la fotografía se expresa a niveles de retrato y ese retrato busca cuerpos o destinos metafóricos ligados al abajo.
Elizabeth Arboleda, haciendo el proceso contrario, provoca en sus imágenes una mirada sobre ese mismo cotidiano, sobre aquel retrato, sobre aquello tan absolutamente terrenal y real, tergiversando el mundo y haciendo un poco lo que Piero Manzoni haría con su famosa “Base del Mundo” de 1961. El espectador vuelca su mirada al revés y se cae en aquel cielo azul donde atrapará aquello que cuelga de las ventanas. Su vuelo invertido pasando por los tendederos de ropa de los vecinos, es decir, pasando por las intimidades de cada apartamento hará que el encuentro se estrelle contra una trascendencia puramente terrenal. Extraño por no decir contradictorio pero real.
Esta serie de fotografías obtuvo una Mención en el salón de la fotografía de Medellín en la Sede de Suramericana de Seguros. Por ella, así como por la serie de “imbéciles” mencionada anteriormente merece destacar esta muestra.
Medellín
Septiembre de 2004
Se inauguró el jueves 2 de septiembre de 2004 en el espacio de exposiciones de Suramericana de Seguros en Medellín, una exposición de fotografía que tiene dos nombres: se trata de la 4ª Bienal de Fotografía que se inauguró por primera vez en 1997, y el 18 Salón Colombiano de Fotografía que lleva haciéndose de manera casi anual desde 1983. Estos dos eventos se juntaron en uno sólo para mostrar un fragmento del estado actual de la fotografía en el país, y fundamentalmente en Medellín, puesto que muchos de los artistas que participan en la muestra son de esta cálida ciudad.
Al entrar a la exposición nos damos cuenta inmediatamente de que se trata de una gran variedad de trabajos que tratan desde diversos temas como diferentes maneras de abordar el medio fotográfico. De eso se trata fundamentalmente un salón aunque podríamos destacar que en este caso estamos viendo, junto con lo que sucede en fotología en Bogotá, que la actividad fotográfica sigue expandiéndose en el campo de la experimentación, haciendo de la técnica y de su manejo conceptual una unidad cada vez más compleja.
Algunas personas silueteadas en diferentes lugares del espacio de exhibición, provocando una mirada hacia una serie de “imbéciles” (como titula su obra la artista María Luisa Restrepo) que por su pinta se identifican como seres de la vida cotidiana que aparecen como extensiones de la misma artista. Estos seres son independientes y guardan las mismas proporciones reales y, de alguna manera, guardan una particular y mordaz semejanza a aquellas personas que en la publicidad ayudan a invitar a un transeúnte a entrar en un local… pensemos en la reina en tanga que aparece en la entrada de una agencia de viajes, recortada sobre cartón y con una sonrisa eterna que despierta en un principio amabilidad y luego desesperación. Asimismo, María Luisa Restrepo, nos introduce en el mundo de los “imbéciles” utilizando el mismo argumento publicitario con sarcasmo.
En la fotografía hay “una concepción que remonta (…) hasta el mito platónico de la caverna. Esta posición ideológica ha adquirido una amplitud particular durante estos últimos años. Es la consecuencia lógica de todo ese vasto movimiento crítico de denuncia del efecto de realidad en fotografía, que ha desembocado en un retorno a favor del artefacto, de una intervención deliberada y exhibida del artista en los procesos mediáticos.”[1] Philippe Dubois
Hay algo en la serie de cuatro fotografías de la artista Elizabeth Arboleda de Medellín que me gustaría destacar en este espacio. Son imágenes en blanco y negro dentro de las cuales se ve que el lente de la cámara apuntó al cielo dejando percibir en algunas partes del recuadro, fragmentos de unos edificios aparentemente residenciales. Sábanas que cuelgan de las ventanas, parasoles que se alcanzan a asomar por alguna terraza, tendederos de ropa y ventanas entreabiertas en un día cualquiera. Es una vista poco usual ya que por lo general lo que estamos percibiendo en fotografía y en videos y todos estos medios que trabajan sobre realidades del entorno, son miradas hacia el piso, hacia lo puramente terrenal. Tenemos ejemplos claros en los que la fotografía se expresa a niveles de retrato y ese retrato busca cuerpos o destinos metafóricos ligados al abajo.
Elizabeth Arboleda, haciendo el proceso contrario, provoca en sus imágenes una mirada sobre ese mismo cotidiano, sobre aquel retrato, sobre aquello tan absolutamente terrenal y real, tergiversando el mundo y haciendo un poco lo que Piero Manzoni haría con su famosa “Base del Mundo” de 1961. El espectador vuelca su mirada al revés y se cae en aquel cielo azul donde atrapará aquello que cuelga de las ventanas. Su vuelo invertido pasando por los tendederos de ropa de los vecinos, es decir, pasando por las intimidades de cada apartamento hará que el encuentro se estrelle contra una trascendencia puramente terrenal. Extraño por no decir contradictorio pero real.
Esta serie de fotografías obtuvo una Mención en el salón de la fotografía de Medellín en la Sede de Suramericana de Seguros. Por ella, así como por la serie de “imbéciles” mencionada anteriormente merece destacar esta muestra.
[1] Philippe Dubois. “El acto fotográfico (de la representación a la recepción)”, Traducido del francés por Graziella Baravalle, Ediciones Paidós Ibérica, S.A., Barcelona, 1986, p.42.
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