20 de enero de 2010

EDWIN JIMENO / Dolores silenciosos


Análisis de la obra:“PASIÓN DOLOROSA”
Documentación Fotográfica de una acción plástica (18 fotografías en b/n)
presentada en el marco del XVII SALÓN DEL FUEGO
Fundación Gilberto Alzate Avendaño (2002)

I.
El 22 de febrero del año 2000 sería el inicio de lo que hasta el momento ha sido una carrera meritoria del artista samario Edwin Jimeno. Ese día, después de haber participado en escasas exposiciones a nivel regional, Edwin se presentaba en el IX Salón Regional de Artistas (Zona Norte) en Sincelejo junto con cerca de 40 artistas que formaban parte de esta exposición. Se enfrentaba, con la acción titulada “Nacimiento”, a un jurado compuesto por los artistas colombianos Gustavo Zalamea y Luis Fernando Peláez, y por la investigadora cubana Hilda María Rodríguez

Por aquella obra, Edwin obtuvo una mención especial que le permitió pasar al 38 Salón Nacional de Artistas celebrado el año pasado en Cartagena. Allí, el Domingo 9 de Diciembre se presenta nuevamente con la acción “Nacimiento”: una obra en la que él aparece desnudo, afeitado todo su cuerpo y recubierto de cebo. Sentado en un nido de chamizo, permanece inmóvil en esta posición durante 3 horas. Edwin hace de su cuerpo, con esta obra, un medio de expresión que cuestiona la rapidez, la movilidad, el tiempo... todas ellas características del ser contemporáneo. Su cuerpo extremadamente delgado y sus facciones pronunciadas dejan ver el rigor bajo el cual ha trabajado durante años, la disciplina para hacer conciencia de cada movimiento o en este caso específico, para ser consciente plenamente de la ausencia de movimiento. En este Salón Nacional el jurado compuesto por la maestra Beatriz González, el maestro Oscar Muñoz, la curadora Carolina Ponce de León y la Gestora Cultural portorriqueña Maricarmen Ramírez le otorgaron el segundo puesto.

En el entretanto, Edwin participa en Bogotá, Medellín y Santa Marta en el Proyecto Pentágono a mediados del año 2000 bajo la curaduría investigada por Consuelo Pabón y titulada “Actos de Fabulación”. En esta oportunidad vemos por primera vez un acercamiento claro al dolor, cuando Edwin es enterrado en un hueco quedando su cabeza al descubierto y a la inclemencia del sol, el viento o la lluvia. En esta acción vemos cómo su cabeza queda separada del cuerpo, cómo su cabeza nace directamente de la tierra o cómo su cuerpo es la tierra misma... tierra de dolor.

Para el XVII Salón del Fuego inaugurado en el año 2002 en la Fundación Gilberto Alzate Avendaño, dos años después de haber obtenido una mención en el Salón Regional anteriormente señalado, Edwin obtiene el primer puesto, otorgado por el jurado: la investigadora Carmen María Jaramillo, el artista Alvaro Barrios y el Diseñador Industrial Jaime Gutiérrez. La obra que presenta es una documentación fotográfica en blanco y negro de una acción que él elabora con su cuerpo y con un cigarrillo. Las fotografías son tomadas de la cintura para arriba.... desnudo prende un cigarrillo con un encendedor y luego de inhalar un par de bocanadas apaga el cigarrillo en su muñeca derecha. Luego inicia nuevamente la acción con otro cigarrillo y, continuando el mismo orden, termina apagándolo en su muñeca izquierda. Esta distribución cronológica va acompañada de las marcas en primer plano que el cigarrillo ha dejado en sus muñecas; y en las que se aprecian que no ha sido una sola acción la que se ha ejecutado sino varias. El cuerpo, el cigarrillo, el fuego, el humo, las brasas, el dolor y la cicatriz o huella son los componentes, que unidos al ritual, interactúan en esta obra.
Canción “Fumando espero” tango


II.
“La menor violencia puede provocar una escalada de cataclismos. Aunque esta verdad, sin llegar a desaparecer del todo, sea difícilmente visible en nuestros días, el menos en nuestra vida cotidiana, todos sabemos que el espectáculo de la violencia tiene algo de contagioso. A veces es casi imposible sustraerse a este contagio.” [1] René Girard

El prender un cigarrillo fumar de él y luego apagarlo en las muñecas tiene ciertas connotaciones de dolor, de sacrificio y de ritual, que por fortuna se nos presenta como registro, como documento. Me explico, la fotografía nos habla de un hecho verídico, de algo que realmente ha sucedido, sin embargo en este caso es importante resaltar que la fotografía o el video o el computador etc, tienen un componente de distancia, de obstáculo con lo real. Vemos lo real pero con cierta distancia. Es como cuando vemos una imagen chocante en vivo y en directo a cuando la estamos viendo a través de una cámara..... este dispositivo hace que veamos con distancia lo que realmente está sucediendo y no nos sintamos directamente afectados por ello. Sin embargo, al final, deja un sabor de lo que se podría llamar el contagio por lo violento o por el dolor. Algún enlace entre este contagio y el vicio generado por el cigarrillo? No es lo violento un vicio que se suma a una necesidad diaria para poder vivir?

Cuando vemos la acción de Chris Burden de 1971 titulada “Pieza de Disparo” en el que un amigo suyo le dispara en su brazo izquierdo, nos puede ilustrar mejor este ejemplo. Lo que vemos es un documento silencioso que adquiere un poder impresionante sobre la acción misma; resulta violento aunque bello. Ese silencio del disparo es como el silencio del grito en las fotos que hacen parte del documento presentado por Edwin Jimeno; resulta violento el apagar unos cigarrillos en sus muñecas..... pero bello al fin de cuentas.

Es un grito, es doloroso, sin embargo prima sobre este grito la presencia fotográfica del hecho y la sutileza de los elementos involucrados. El rigor por mantener una estética en la presentación de ese dolor. El fuego se convierte en humo, el humo en brasa, la brasa en dolor y el dolor en cenizas. Un círculo interesante para rescatar en todo ello la manera como no busca escandalizar sino sublimar el dolor. Acaso esto no hace parte del título “Pasión Dolorosa”? No es la Pasión un sentimiento de trascendencia,... no es la Pasión Dolorosa un momento en el que se confunden lo espiritual y lo terrenal? El cuerpo tiene heridas, memoria del ritual, memoria de las acciones bajo las cuales se ha experimentado el dolor que se ha convertido en un momento de trascendencia.

[1] “La Violencia y lo Sagrado”, René Girard, Editorial Anagrama, Barcelona, 1995, traducción del francés por Joaquín Jordá, “La Violence et le Sacré”, Editions Bernard Grasset, 1972. p.37.

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