7 de junio de 2011

TURISTA DE ESPALDAS A LA MONALISA / EL PROYECTO (1era parte)

“Desde hace un par de meses, no sin mi propia angustia, he estado ausente de este espacio debido a un estudio en el que estoy metido de lleno: La Monalisa en París. A pesar del tiempo que ha transcurrido, aún siento que faltan muchos detalles para sentarme a escribir sobre ellos, y sin embargo, también tengo la impresión de que si no comienzo a relatarlos nunca los escribiré, de manera que les agradezco haber tenido la paciencia de esperar. Este proyecto de “Estudio sobre la Mona Lisa” fue ganador del concurso de Residencias en París lanzado por la S.C.R.D de Bogotá en convenio con la Alianza Francesa de Bogotá, y es en este espacio que he decidido escribir sobre el mismo. Los invito entonces, a todos ustedes, a que me acompañen en este viaje parisino.” A.G.


 3  de junio,... como cualquier viernes del año
EL PROYECTO (1era parte)


a. El Museo del Louvre: He dedicado en anteriores ocasiones, y sobre todo en los cursos que he ofrecido en las Universidades, algunos momentos en los que me he cuestionado sobre el momento en que se decidió que “La Monalisa” debía ser la pintura más bella e inquietante del Arte Universal . Igualmente, me he cuestionado acerca de cosas tan sencillas como la forma en que convinimos, casi como autómatas, que el no ver “La Monalisa” en un viaje a París sería imperdonable y casi se consideraría como un viaje perdido a la Ciudad Luz. No es en vano, que el número exorbitante de visitantes al Museo del Louvre se deba a dicha obra, y que, incluso muchos de los turistas que viajan a París tengan como uno de los mayores intereses en tomarse una fotografía al lado de “La Mona Lisa”.


b. “La Monalisa”: El Museo del Louvre ha preparado un espacio preferencial a esta pintura ubicándola sobre una pared falsa levantada en la mitad de una sala grande del palacio. Allí, en esta pared, no solamente está el cuadro sino que, frente a él, se encuentra un vidrio ancho de protección. Seguido de este vidrio, hay una especie de pasamanos de madera en semi-círculo y luego una cinta alejada un metro del pasamanos, que ayuda a mantener cierta distancia preventiva de los miles de excitados espectadores que desean a toda costa llevarse la constancia fotográfica de haber estado frente a “La Monalisa”. Si a este corto recuento le adicionamos el hecho de que el cuadro en sí es de un tamaño pequeño , bien podremos prever que la imagen fotográfica será utilizada escasamente como evidencia imprecisa de un viaje a París.

c. La vigilancia: Seguramente el meollo de todo este relato tenga que ver con el operativo de vigilancia que tiene este objeto preciado por todos los turistas y amantes del arte. Algunos guardas amablemente previenen que la gente agolpada traspase la frontera del doble semicírculo. (cinta y pasamanos). Dado que la pared donde se encuentra “colgada” “La Monalisa” está en medio de una sala que tiene dos entradas/salidas, también hay guardas en cada uno de estos accesos. Y finalmente, podremos apreciar en las esquinas de la sala, algunas cámaras que están registrando segundo a segundo todo lo que allí viene sucediendo. No es poca la vigilancia, pero habrá que recordar que tampoco es baja la relevancia de la obra que se está protegiendo.
No se sabe si la importancia se debe a la vigilancia que hay sobre la obra o si se debe a la proliferación de evidencias que cada uno de los visitantes lleva a su casa o si sea un marketing publicitario manejado tanto desde el Museo como de las políticas culturales internacionales de Francia. Todas estas instancias, pueden incidir en la decisión sobre lo bello y en la adoración misma de lo bello.

En el entretanto he decidió ser un turista más en esta ciudad y en este museo así he entrado a ver lo que hay alrededor de esta obra.

Turista de Espaldas a la Mona Lisa