16 de febrero de 2012

MANUELA REYES / Sísifo, el Silencio y el Amor

Love Life (2012) fotografía Camila Velandia / capitalgreen
Título de la Exposición: Love
Exposición individual de Manuela Reyes
Lugar: Carrera 16 No 95 - 70 piso 7 (Edificio en obra gris)
Abierta hasta el 28 de febrero

Al entrar al recinto, al 7º piso de un edificio en obra gris, nos encontramos con un espacio creado especialmente para cobijar una larga serie de Manadalas finamente elaborados durante tres pacientes años en un bosque en las goteras de Cundinamarca. Estos Mandalas han nacido de la figura ancestral de la Flor de la Vida y han recogido como finalidad algo que rara vez se aborda como un posible en el campo del arte: el Amor.

Al aproximarme a estos Mandalas de Manuela Reyes una de las cosas que más siento que salta a la vista es el silencio. No es un silencio perceptible al oído sino visible. Es una introspección que anuncia que hay otras maneras de oír y que dichos sonidos solamente podrían ser escuchados si los vemos. Es un sonido diferente que escapa a una mera interpretación y que podría acercarme a él, un poco a tientas, a través de un hecho descriptivo:

Imaginemos a Sísifo cualquier día de la semana, mientras trabaja siendo un útil, pensando sobre su trabajo. ¿Trabaja para poder vivir, o vive para trabajar? Trabajando logra ganar algo para mantener su “hogar” y para comer, pero en el fondo solamente espera que el trabajo no se le acabe porque de ser así, no podría vivir como vive. Digamos que podría llegar a la conclusión escueta y primaria de que su trabajo no es vida sino que le permite vivir. Pero a la hora de vivir, que no es entre semana, se embriaga y se desprende de sí mismo.
“Cómo la pasamos de bueno el sábado, ¿no?” le preguntaría un compañero de trabajo.
“Si. Nos tomamos como 4 o 5 petacos …. Qué juerga tan espantosa ….” Respondería Sísifo.
“Toca repetirla!” diría un tercero.
Pero Sísifo no sabe si pasarla bueno significa embriagarse todos los sábados en la noche, o no hacer NADA el domingo. Solamente sabe que para poder seguir así, debe seguir trabajando. Y todos los días, invariablemente, hace lo mismo. No hay un lunes que se diferencie de otro lunes, y hasta es posible que no haya un lunes que se diferencie de cualquier otro día de la semana laboral. Todo ello, para que no haya un fin de semana que se diferencie de otro.
Y solamente, en aquel momento en que decide pensar sobre su trabajo se da cuenta que siempre ha estado evitando el silencio y llenando todos los espacios por donde circula de ruido. Ruido externo. Ruido que en contraste con el silencio, no lo ha dejado pensar sobre sí mismo, sobre su existencia, sobre su vida. Hacía mucho tiempo que no veía en su rostro una sonrisa tan demarcada.
Ondine (2011),
Fotografía Camila Velandia / capitalgreen
En la obra de Manuela Reyes, se ve ese silencio y esa diaria pregunta sobre la vida. Es un silencio que le gana a todos los ruidos alrededor, y que molesta en el sentido de que hace que los esquemas cambien.

¿Por qué tengo que prender la t.v.? me pregunto en mi silencio, para responderme: “para sentirme acompañado”.
Planet Love (2011)
Fotografía Camila Velandia / capitalgreen
El silencio ha existido siempre, …, ¿cómo entenderlo? Esta pregunta me recuerda a John Cage que en un momento de su vida, por allá a mediados de los años 40’s, dio un giro radical a sus composiciones guiado de la mano del budismo zen. Cage diría: “El significado esencial del silencio es la pérdida de atención …. El silencio no es acústico. Es un cambio de mentalidad (…) El silencio es solamente el abandono de la intención de oír.”(1) Pero fue en agosto de 1952 en la ciudad Nueva York, que se hizo la premier de su obra más emblemática: 4’33’’. Un gran piano de cola es el único instrumento que hay en el escenario. El recinto está lleno de gente atento a la nueva creación de este músico “extraño” que ya ha irrumpido en controversiales presentaciones. Entra el intérprete, se sienta frente al piano y para dar inicio a la pieza, cierra la tapa del teclado. Durante 4 minutos t 33 segundos, el piano estuvo en silencio. El intérprete abre la tapa para marcar que la pieza ha terminado, se levanta de su butaca y se va. 
Mute, dibujo/partitura de John Cage, 1953
Fueron 4 minutos y 33 segundos de silencio en la sala. Un tiempo suficiente para empezar a ver en la distancia el ruido que nos ha estado acompañando y que lo asumimos como propio… como “natural”. Un tiempo apenas preciso para empezar a valorar todas las posibilidades del silencio y para empezar a vernos qué tan extraños hemos sido nosotros de nosotros mismos.

Pareciera que Manuela Reyes se preguntara de la misma manera que lo hace Cage : ¿Con qué objetivo hace uno arte? Un maestro hindú le diría a Cage: “El propósito de la música es acallar y serenar el espíritu, haciéndolo susceptible a las influencias divinas.”(2) De aquella famosa frase, nació la pieza musical 4’33’’, y aunque no fuese así, pareciera que de esa misma frase hubiese nacido esta exposición de Mandalas.

detalle de "Love is in the Air" (2011), fotografía Camila Velandia / capitalgreen
Aquel Sísifo Moderno entenderá que solamente dejará de ser un útil, un instrumento antinatural, en el momento en que él así lo decida. Llegará, ojalá, a ver la diferencia entre la NADA viendo televisión, con la NADA viéndose a sí mismo, o a descubrir que pagar por AMOR un sábado en la noche no es lo mismo que AMAR. Es factible que siga haciendo el mismo trabajo que ha hecho durante toda su vida, pero algo en él habrá cambiado. Reirá como así lo hizo el que describió Camus.

La obra de Manuela Reyes, hace que pensemos en todo esto que nos rodea y en todo esto que es lo que somos en el día a día.

(1) La filosofía Zen en el trabajo de John Cage como antecedente y generador de 4¨33”,  David Martín Jiménez, http://www.tuobra.unam.mx/publicadas/040627173505.html
(2) Lo que el silencio enseñó a John Cage: la historia de 433’’,  James Pritchett,  http://www.macba.cat/PDFs/jamespritchett_cage_cas.pdf