Título de la Exposición: "La Edad de la Locura"
Exposición Individual de Alfonso Álvarez
Galería Sextante, Carrera 14 No 75 - 29Abierta hasta el 10 de marzo de 2012
En su diálogo “Hipias Mayor o de lo bello”, después de una ardua discusión algo irónica, algo petulante, entre Sócrates e Hipias Mayor, Platón finaliza con la frase: “las cosas bellas son difíciles”. Mucho tiempo ha pasado ya desde aquella época ateniense y muchos cambios se han visto con respecto a la transformación de lo bello. Cada época, cada cultura, cada sociedad incluso, ha sido partícipe en la construcción de modelos sobre lo bello, y se ha movido bajo interpretaciones, muchas veces inexplicables o vagas, en la que lo bello es una fuerza determinante. ¿Cómo algo que no ha podido definirse claramente sigue siendo motivo de luchas políticas, envidias entre vecinos, o enamoramientos desenfrenados?
Esta corta introducción nos puede ser útil en el momento en que incursionemos en la Galería Sextante y nos enfrentemos a la obra reciente del artista Alfonso Álvarez. Allí nos toparemos, como quien se topa con otra persona en la calle, con una serie de 16 retratos de seres extraños finamente pintados al óleo. Todos los retratos se presentan de perfil debido, según Álvarez, a que es de esta manera que se pueden acentuar los rasgos y definir aún más el prototipo que alguna vez dibujó mentalmente en la persona que casualmente pasaba por su lado. ¿Con cuántos de estos personajes nos hemos encontrado en el asiento de al lado en un bus, o en la fila del banco, o en una cafetería? Claro, hay deformaciones y exageraciones,…., pero indudablemente las extrañezas de la fisionomía en la realidad a veces se superan a sí mismas.
Estos extraños personajes se destacan unos a otros por pequeños detalles que ayudan a entenderlos y a clasificarlos como seres “deformes”. Bien sea por pequeños granos acumulados en la nariz, o por la frente ligeramente cuadrada, o por alguna extrañeza en la piel o en la oreja o en los ojos, nos enfrentamos cuadro a cuadro con fisonomías que en principio intuimos extrañas a uno mismo. Es decir, las vemos como fisonomías ajenas a uno. Sin embargo, no deja de ser sorprendente el momento en que la mente nos hace una jugada de interlocución con la obra, seguramente en el momento en que el ojo trata de construir el retrato de frente o de ver el volumen en su totalidad, y empezamos a vernos reflejados en ellos como quien hace propio un paisaje con el que nunca se ha tenido una experiencia en la vida. Los retratos de Alfonso Álvarez nos ayudan a vernos reflejados en ellos, a buscarnos en cada uno de estos personajes y a odiarnos esa parte oculta. Dejan de ser personajes retratados para empezar, como por arte del arte, a retratarnos sicológicamente y a encontrar que aquellas caricaturas no son otra cosa que el reflejo de lo que uno de ve uno mismo en el otro.
Cesare Lombroso, Estudios de Fisiognomía |
Seguramente cuando Foucault dedicó unas páginas a describir cómo se ha ido construyendo una idea clara y “políticamente correcta” sobre los anormales, habría podido ampliar el término de lo “monstruoso” con la inclusión de lo “feo”. La fealdad, sin lugar a dudas ha sido, un valor determinante en la construcción de una idea de lo malo. No está de más incluir en este final de análisis lo que la Fisiognomía ha significado en el tratamiento discriminatorio, desde hace siglos, hacia el feo. Luego de muchos estudios, ya a finales del siglo XIX, retoma esta idea Cesare Lombroso arropado con las banderas del positivismo y redacta su Antropología Criminal. A pesar de que supuestamente no tuvo mayor impacto, todavía nos atrevemos a seguirlo al pie de la letra y a ver en el “feo”, en aquel que no cumple con el patrón estético de moda, a un criminal. Alfonso Álvarez entra en esa delicada puerta del retrato y hace que estos personajes “feos”, “desagradables” y “anormales”, resulten bellos por su delicada finura en el tratamiento de la imagen muy al estilo del famoso pintor renacentista Ghirlandaio. Por todo lo anterior, por el “feo” que nos habita, por la clasificación estética que nos domina y parafraseando a Platón, podríamos, al igual que lo bello, decir que: las cosas feas son difíciles.