21 de octubre de 2010

JESÚS ABAD COLORADO / el nacimiento angustioso de la fotografía

Claudia Yvonne Torres
mujer desaparecida en el departamento del Magdalena
Fotografía de Jesús Abad Colorado (2009)

Exposición abierta hasta el 30 de enero de 2011
Sala de Exposiciones Bibliográficas
Biblioteca Luis Ángel Arango de Bogotá

Existe una leyenda de épocas remotas que trata sobre Dibutade: una mujer corintia hija de un alfarero, cuyo marido salió a la guerra. Para ella contar con su presencia y recordarlo mientras volvía o mientras moría, antes de que saliera de campaña y ayudada de una lámpara de aceite, proyectó su sombra en la pared y dibujó su silueta. Luego Boutades, su padre, levantaría con arcilla un relieve sobre la silueta dando lugar, de esta manera padre e hija, al nacimiento del dibujo y de la escultura.

Dibujo en grafito y tiza de Joseph-Benoit Suvée (1791)

Esta breve aunque bonita historia nos enseña a mirar el dibujo de una manera distinta. El nacimiento del dibujo, como bien se ha plasmado en diversos cuadros del siglo XVIII, tuvo un motivo no solamente de amor sino de recuerdo…, de ruptura, o si se quiere de pérdida. ¿Cómo hacer para que quien vaya a la guerra nos deje una idea de lo que fue? ¿Cómo asumir la muerte antes de que ésta se produzca y ponerla en evidencia sobre una pared? El tiempo ha pasado y nació la fotografía. Y desde que nació hemos leído innumerables ensayos (Philippe Dubois, Roland Barthes, etc) sobre el peso que tiene lo fotográfico con la muerte y con el duelo. No es un duelo cualquiera expondrían unos…, se trata de un duelo sobre el presente que se nos escapa: la fotografía ayuda a mantener vivo ese instante. Pero tampoco se trata de cualquier muerte, sino de una apología al momento vivo, a la permanencia de carácter monumental, es decir, de trascendencia, que perdura más allá de la muerte de una persona, manteniéndola viva. Desde el instante en que nace la fotografía, nace una nueva constancia sobre la muerte y sobre lo efímero.

Contando con esta introducción, podemos citar a uno de los fotógrafos colombianos que, de manera documental, más ha trabajado en el campo de la violencia en el país: Jesús Abad Colorado. Su recorrido con la lente le ha valido un reconocimiento en todo el mundo por la capacidad que ha tenido en el hecho de narrar historias que muchos de nosotros, quienes vivimos “aislados” de lo violento, no tendremos nunca la oportunidad de ver o entender. Gracias a sus imágenes podemos acercarnos a tocar algo de otras realidades que aquejan al país y que nos pertenecen como nación. Pues bien, ahora se nos presenta una serie de fotografías de Abad Colorado que junto con documentos y relatos, conforman una exposición que acompaña el informe de investigación 'Bahía Portete: Mujeres wayuu en la mira.[1]

Al inicio de la muestra hay una imagen de una mano de una mujer, por la sombra que proyecta en la pared, sosteniendo, a su vez, la imagen fotográfica de identidad de Claudia Yvonne Torres, mujer desaparecida en el departamento del Magdalena. No se habría podido escoger mejor imagen para dar inicio a una escalofriante muestra donde podemos leer cómo la fotografía es parte fundamental de quienes han perdido a sus seres queridos. Sin embargo, como veremos en muchas de estas imágenes, no se trata del hecho fotográfico que pretende perdurar en el tiempo, sino, en su gran mayoría, de fotografías que, en su momento, pretendieron tomarse como identificación para un documento, para tramitar un carnet o una cédula o un pasaporte o para pasar una hoja de vida. La finalidad de este sinnúmero de fotografías que los dolientes tienen en sus manos eran fotografías que pretendían identificar a la persona que hacía el trámite..., ahora dicha imagen cambió de uso, cambió de signo. Así como a Dibutade le quedó la silueta de su marido dibujada en la pared, ahora a miles de colombianos les queda un registro fotográfico de identidad. Sin embargo, la finalidad de Dibutade estaba intrínsecamente relacionada con la partida, con el dolor y con la muerte…, para quienes hacen parte de este doloroso presente, se trataba de una imagen que constataba la vida de una persona. Todo cambió: Antes, como huella de vida. Ahora, como vestigio de muerte. Si bien es cierto que el duelo acompaña a la fotografía desde sus inicios, sea este el momento de destacar que con este asunto fotográfico ya no se anuncia la vida sino la muerte. La sombra de una mujer viva sostiene en su mano un angustiante presagio fotográfico. Jesús Abad Colorado captura esta imagen y nos deja el sinsabor de cómo los tiempos van transformando la percepción de la vida y de la muerte. Su trabajo consiste, en esta muestra, en registrar una lucha permanente entre la vida y la muerte, y en cómo la fotografía cambia esta percepción: el gesto…. el gesto registrado de alguien con una imagen fotográfica de algún ser amado en la mano es la mejor seña de ello.

Roland Everths Fince y Alberto Everths Uriana integrantes de la comunidad de Bahía Portete, asesinados el 1 de febrero de 2004

Fotografía de Jesús Abad Colorado, 2009



[1] http://memoriahistorica-cnrr.org.co/archivos/arc_docum/informe_bahia_portete.pdf
Junto con este informe se instaló la última semana de septiembre la III Semana por la Memoria del Grupo de Memoria Histórica en el cual hace parte Jesús Abad Colorado. La exposición Memorias y huellas de la guerra: resistencias de las mujeres en el Caribe colombiano también hace parte de los eventos anexos a esta semana, aunque estará abierta hasta el 30 de enero de 2011.

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