Sale una nota esta semana en la prensa mundial que pareciera no tiene mayor relevancia, o al menos, dado el tamaño y el lugar donde se ubica el artículo en una gran cantidad de medios informativos, así lo hace pensar: durante su visita como ayudantes del desastre haitiano, los expresidentes de los EEUU, George Bush y Bill Clinton saludan a algunos ciudadanos que se agolpan para verlos en persona y seguramente para tratar de ver en ellos un gesto que les pueda dar ánimo a su ya menoscabada vida. Los haitianos, habitantes más olvidados, más pobres, más desgraciados de todo el continente americano aumentan su desdicha con uno de los peores terremotos del presente siglo, y seguramente uno de los peores durante mucho tiempo más. Los norteamericanos, aún viviendo uno de sus peores momentos de crisis económica sigue teniendo el mando como potencia mundial y está dispuesto a ayudar a Haití a salir de su actual problema. Al menos esto es lo que hasta el momento sabemos y muy seguramente así será. ¿A qué precio? Se preguntarán algunos escépticos sobre el buen corazón y la ayuda desinteresada de los EEUU. No es este el problema a tratar en este artículo.
Se trata de un gesto. Seguramente un gesto tan desinteresado como la ayuda misma pero que me sirve para poner en consonancia con una obra que se expuso en una muestra reciente en la Fundación Gilberto Alzate Avendaño. El gesto es el de un George Bush saludando de mano a los haitianos, como es costumbre para que salga publicado en las noticias de todo el mundo, pero acto seguido del saludo, limpia su mano en la camisa de su compañero de viaje: Bill Clinton[1]. Dicho gesto captado por los medios y difundido principalmente en You Tube nos da cuenta de una situación que con el tiempo poco a ha variado: el primer mundo se desagrada con el resto del mundo… sobretodo si esa mano que estrecha está sudada y angustiada. Aunque tocaría añadir algo más a este asunto: el chiste de dicho desagrado sobre la camisa de Bill Clinton. Limpiarse en Bill Clinton es como anunciar la visibilidad de dicho desagrado, de lo contrario nadie habría sospechado nada; y al mismo tiempo es signo de camaradería pesada que solamente se da en los círculos donde se toma trago mientras se echan chistes sobre los pobres sirvientes que rodean al grupo.
Se trata de un gesto. Seguramente un gesto tan desinteresado como la ayuda misma pero que me sirve para poner en consonancia con una obra que se expuso en una muestra reciente en la Fundación Gilberto Alzate Avendaño. El gesto es el de un George Bush saludando de mano a los haitianos, como es costumbre para que salga publicado en las noticias de todo el mundo, pero acto seguido del saludo, limpia su mano en la camisa de su compañero de viaje: Bill Clinton[1]. Dicho gesto captado por los medios y difundido principalmente en You Tube nos da cuenta de una situación que con el tiempo poco a ha variado: el primer mundo se desagrada con el resto del mundo… sobretodo si esa mano que estrecha está sudada y angustiada. Aunque tocaría añadir algo más a este asunto: el chiste de dicho desagrado sobre la camisa de Bill Clinton. Limpiarse en Bill Clinton es como anunciar la visibilidad de dicho desagrado, de lo contrario nadie habría sospechado nada; y al mismo tiempo es signo de camaradería pesada que solamente se da en los círculos donde se toma trago mientras se echan chistes sobre los pobres sirvientes que rodean al grupo.
Fotograma del vídeo de RSG "Blackhawk One"
En otro momento y lugar, vemos en la Fundación Gilberto Alzate Avendaño una exposición que duró un par de meses a principios de este año y que fue titulada: “Juegos de Video”, curada por Santiago Rueda y Carolina Chacón. En este muestra hizo parte el grupo RSG (Radical Software Group) con el video “Black One” de 22 minutos de largo. Dicho video se hizo únicamente con extractos de la película “Black Hawk Down” (La Caída del Halcón Negro) (2001) de Ridley Scott donde aparecen única y exclusivamente personas de raza negra. El resto de la película fue borrado dejándonos estas imágenes de los negros somalíes en guerra desenfrenada contra un algo que no se ve y contra ellos mismos. Esta película de Ridley Scott está basada en un libro sobre un hecho real que aconteció en 1993 durante una intervención de pacificación, aprobada por la ONU, de los EEUU en territorio somalí, que consistía en asegurar, por vías militares, la entrega de los alimentos a la ciudadanía, dado el alto riesgo que se generaba en un territorio anarquista propio de las guerras de guerrillas.
El asunto nunca se resolvió como se creía, y una tarea aparentemente sencilla terminó resultando un fracaso total para el ejército de los EEUU y para el propósito de la ONU en la intervención en Somalia en aquella época. La reconstrucción de esta historia hace ver que la realidad de los hechos nunca logran descifrarse sobre el papel, y mucho menos cuando se trata de una intervención extraña en un pueblo en guerra, tratando de preservar su “compostura”. Es precisamente allí donde se concentra el problema que trata de señalar el grupo RSG con su manipulación de la película de Ridley Scott: El grupo de “marines” actuó como un grupo especializado que no se “funde” con el “otro” sino que se diferencia claramente sobre el “otro”. [2] Así lo señala brevemente R. Tuchnet en su blog sobre esta obra de RSG, inclinándose a pensar que si bien Ridley Scott pudo no haber tenido intencionalidad alguna sobre cómo se habían filmado algunas escenas, con toda seguridad, este vuelco hecho en la edición de la película, nos muestra que evidentemente hay signos vitales de racismo y de censura en quienes realmente están escribiendo las historias en el mundo. La intervención hecha por RSG muestra escenas del entorno en el cual los negros son evidentemente unos salvajes, que los norteamericanos están tratando de encausar y de atravesar sin “untarse” la mano como "desafortunadamente" se la untó George Bush en Haití.
…
Es así como se nos unen tres gestos en uno sólo:
1) El de George Bush y Bill Clinton que llegan con su comitiva blanca a Haití a dar la mano desde lejos, intercediendo, tratando de no “untarse”, a favor de los haitianos;
2) el del grupo de fuerzas especiales de los EEUU que entra en territorio extranjero comportándose como tal y huyendo del contacto con el “otro” a pesar de que iba con intenciones de ayudar al “otro”;
3) el de Ridley Scott que basa su historia desde la perspectiva en la cual solamente los negros son actores violentos, desalmados o de “relleno” en una película liderada por los blancos.
Nadie se mezcla con nadie, ni en la vida real ni en la interpretación de lo real, y en esa actitud, todos terminamos limpiándonos las manos con la camisa de nuestro vecino para reirnos después de aquel “otro”, que nunca entendimos ni quisimos entender, a pesar de que, sobre el papel, la misión sea muy humanitaria. Seguramente por ello pasó como una noticia desapercibida en un rincón de la prensa mundial.
[1] Véase el video en este enlace: http://www.youtube.com/watch?v=__Bz7L_VpZ0
[2] http://tushnet.blogspot.com/2007/10/editing-as-critique.html
El asunto nunca se resolvió como se creía, y una tarea aparentemente sencilla terminó resultando un fracaso total para el ejército de los EEUU y para el propósito de la ONU en la intervención en Somalia en aquella época. La reconstrucción de esta historia hace ver que la realidad de los hechos nunca logran descifrarse sobre el papel, y mucho menos cuando se trata de una intervención extraña en un pueblo en guerra, tratando de preservar su “compostura”. Es precisamente allí donde se concentra el problema que trata de señalar el grupo RSG con su manipulación de la película de Ridley Scott: El grupo de “marines” actuó como un grupo especializado que no se “funde” con el “otro” sino que se diferencia claramente sobre el “otro”. [2] Así lo señala brevemente R. Tuchnet en su blog sobre esta obra de RSG, inclinándose a pensar que si bien Ridley Scott pudo no haber tenido intencionalidad alguna sobre cómo se habían filmado algunas escenas, con toda seguridad, este vuelco hecho en la edición de la película, nos muestra que evidentemente hay signos vitales de racismo y de censura en quienes realmente están escribiendo las historias en el mundo. La intervención hecha por RSG muestra escenas del entorno en el cual los negros son evidentemente unos salvajes, que los norteamericanos están tratando de encausar y de atravesar sin “untarse” la mano como "desafortunadamente" se la untó George Bush en Haití.
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Es así como se nos unen tres gestos en uno sólo:
1) El de George Bush y Bill Clinton que llegan con su comitiva blanca a Haití a dar la mano desde lejos, intercediendo, tratando de no “untarse”, a favor de los haitianos;
2) el del grupo de fuerzas especiales de los EEUU que entra en territorio extranjero comportándose como tal y huyendo del contacto con el “otro” a pesar de que iba con intenciones de ayudar al “otro”;
3) el de Ridley Scott que basa su historia desde la perspectiva en la cual solamente los negros son actores violentos, desalmados o de “relleno” en una película liderada por los blancos.
Nadie se mezcla con nadie, ni en la vida real ni en la interpretación de lo real, y en esa actitud, todos terminamos limpiándonos las manos con la camisa de nuestro vecino para reirnos después de aquel “otro”, que nunca entendimos ni quisimos entender, a pesar de que, sobre el papel, la misión sea muy humanitaria. Seguramente por ello pasó como una noticia desapercibida en un rincón de la prensa mundial.
[1] Véase el video en este enlace: http://www.youtube.com/watch?v=__Bz7L_VpZ0
[2] http://tushnet.blogspot.com/2007/10/editing-as-critique.html
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