MUSEO DE ARTE
BANCO DE LA REPUBLICA
Abierto hasta junio 22 de 2010
En la Manzana Cultural de Bogota se encuentra el Museo de Arte del Banco de la República donde actualmente se exhibe una exposición curada por el artista e investigador: José Alejandro Restrepo y por el Historiador Jaime Borja. Es una muestra que abarca los dos pisos de las exposiciones temporales de dicho museo en donde se pueden apreciar una mirada en la que se confunden el barroco colonial y los documentos de estudios científicos con un presente lleno de inquietudes sobre el lugar que ocupa, o acaso que viene ocupando, el cuerpo hoy en día. Ya escribía anteriormente acerca de cómo en Bataille hay una lucha enérgica por fragmentar el cuerpo y por tratar de rearmarlo a partir de sus connotaciones más pulsionales(1). Y es que ello es importante para entender que el cuerpo no es un único significado de sí mismo sino que contiene por medio de diferentes culturas, creencias y disciplinas, momentos de entendimientos tan múltiples y tan lleno de tabúes que es necesario desprenderse de ese “todo” para ver de qué manera lo hemos venido construyendo (destruyendo / atacando).
En una primera instancia veremos en la exposición objetos de diversa índole que nos acercan a la idea de lo corpóreo unido con el sentimiento barroco cristiano que predomina en una buena parte de la época colonial (tomando en cuenta que elbarroco en América pudo darse desde mediados del siglo XVII hasta inicios del siglo XIX). Esta introducción nos da buena cuenta sobre cómo se fue interpretando el cuerpo en la iglesia y cómo fuimos creando unas limitaciones en la mirada del cuerpo. Una obra de Pipilotti Rist a la entrada nos dejan ver el tono de la muestra ya que trasciende la idea de cuerpo mostrando una lucha entre el interior y el exterior del mismo. Un recorrido de la boca al ano en un juego femenino que no termina sino que se divierte en bucle hasta exasperar, en esa monotonía, los sentidos promovidos por el bajo materialismo Batailliano. No en vano se ubica aquella proyección en el piso del Museo. No muy delante de esta introducción, vemos un video de una obra reseñada en este blog de Carlos Monroy, donde, al lado de unas pinturas barrocas, nos enseña un retrato familiar en el que cada uno de los miembros de su familia, a manera de estudio fotográfico, poco a poco se van desnudando. El Video es más preciso que las imágenes fotográficas dado que nos deja ver pequeñas “impurezas” que surgen en el momento en que toca despojarse de una prenda: el chiste que sale, el pudor que se tiene, la mano que simula ocultar y el niño que se ríe de todo ello y de sí mismo.
Ya entrados en el segundo piso, veremos una profundización en el tema y un elemento que se nos escapa a la razón y que trataré de dilucidar en esta breve reseña: el cuerpo fragmentado y el horror de verse reflejado en él. No creo que el “horror” pueda llegar a ser la palabra, pongamos: la “estupefacción”, o la “impavidez” o aquello que produce “risa nerviosa” y que rechaza pero que no podemos dejar de mirar. Es definitivamente el clímax de la exposición en el que se hace con seriedad y con juicio uno de los mejores recorridos que un habitante de este antiguo Reina de Granada o de esta Colombia de historias indescifrables podamos haber hecho jamás. La monstruosidad de una lengua, la fuerza de un corazón, la huella de un pie, la mirada de una cabeza sin cuerpo o el señalamiento de una mano puede llegar a tener un significado pleno…. ¿Puede llegar a ser metáfora histórica de una país? ¿Logra hacernos entender porqué somos así? Somos lucha permanente, somos cuerpos que se desmiembran sin afán, y en estos ires y venires vamos escribiendo una historia marcada por el barroco por la cristiandad y por búsquedas de razones que nos enseñen cual es el enigma del cuerpo para que sigamos burlándonos de él, para que sigamos castigándolo y llevándolo a sus más denigrantes límites; o para que lleguemos, dentro de nuestro afán de darle sentido, por transformarle su sentido:
Imagen: Brazo de Reina acompañado al fondo por los "Desposarios de José y la Virgen (Siglo XVII por Gregoria Vásquez de Arce y Ceballos)
¿o de qué otra manera podríamos explicar un postre expuesto en la mitad del recorrido al que todos los colombianos lo reconocemos abiertamente y sin mayor pudor como “Brazo de Reina”? Y no solamente lo conocemos así, sino que con delicadeza lo vamos partiendo en tajadas y lo vamos distribuyendo entre los comensales que ávidos lo devoran y lo alaban por su fina textura. Sea esta obra, producto de la historia de la culinaria que en su gran mayoría no tiene autor, uno de los exponentes más extraños pero al mismo tiempo más apropiados de toda la muestra, porque en este postre podemos apreciar la forma cómo hasta nuestros días vamos construyendo este cuerpo mortificado/martirizado dentro del camino de lo religioso. Un cuerpo que se ha venido acostumbrando a que en el dolor esta el significado de la vida y que en la espera piadosa se trasciende la materia.
Es esta una exposición que, con fascinación, va más allá de las imágenes que nos muestra. La deuda de sus curadores es darnos una continuación de tan enigmático problema en el que nos han metido. Ese “habeas corpus”, ese cuerpo que se expone y que se deja ver, es a pesar de sí mismo, un cuerpo que sigue penetrando en todas las esferas de lo público y de lo privado en este inmediato presente. Por ello, vale la pena ir a visitarla y verse en ella con risita nerviosa.
(1) Ver LOS LÍMITES DEL CUERPO – O LO BELLO EN EL HORROR /PREMIO ENSAYO HISTÓRICO, TEÓRICO O CRÍTICO SOBRE ARTE COLOMBIANO, Publicado por el Instituto Distrital de Cultura y Turismo, Bogotá, 2005. Aunque la fuente más directa puede verse en el Diccionario creado por Bataille donde le da una definición a algunas partes del cuerpo. Este diccionario esta compilado en "LA CONJURACIÓN SAGRADA / ENSAYOS 1929 - 1939", Adriana Hidalgo Editora, Buenos Aires, 2003.
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