31 de marzo de 2010

GEORGE BUSH / El Gesto de Limpieza que Ensucia


Sale una nota esta semana en la prensa mundial que pareciera no tiene mayor relevancia, o al menos, dado el tamaño y el lugar donde se ubica el artículo en una gran cantidad de medios informativos, así lo hace pensar: durante su visita como ayudantes del desastre haitiano, los expresidentes de los EEUU, George Bush y Bill Clinton saludan a algunos ciudadanos que se agolpan para verlos en persona y seguramente para tratar de ver en ellos un gesto que les pueda dar ánimo a su ya menoscabada vida. Los haitianos, habitantes más olvidados, más pobres, más desgraciados de todo el continente americano aumentan su desdicha con uno de los peores terremotos del presente siglo, y seguramente uno de los peores durante mucho tiempo más. Los norteamericanos, aún viviendo uno de sus peores momentos de crisis económica sigue teniendo el mando como potencia mundial y está dispuesto a ayudar a Haití a salir de su actual problema. Al menos esto es lo que hasta el momento sabemos y muy seguramente así será. ¿A qué precio? Se preguntarán algunos escépticos sobre el buen corazón y la ayuda desinteresada de los EEUU. No es este el problema a tratar en este artículo.

Se trata de un gesto. Seguramente un gesto tan desinteresado como la ayuda misma pero que me sirve para poner en consonancia con una obra que se expuso en una muestra reciente en la Fundación Gilberto Alzate Avendaño. El gesto es el de un George Bush saludando de mano a los haitianos, como es costumbre para que salga publicado en las noticias de todo el mundo, pero acto seguido del saludo, limpia su mano en la camisa de su compañero de viaje: Bill Clinton
[1]. Dicho gesto captado por los medios y difundido principalmente en You Tube nos da cuenta de una situación que con el tiempo poco a ha variado: el primer mundo se desagrada con el resto del mundo… sobretodo si esa mano que estrecha está sudada y angustiada. Aunque tocaría añadir algo más a este asunto: el chiste de dicho desagrado sobre la camisa de Bill Clinton. Limpiarse en Bill Clinton es como anunciar la visibilidad de dicho desagrado, de lo contrario nadie habría sospechado nada; y al mismo tiempo es signo de camaradería pesada que solamente se da en los círculos donde se toma trago mientras se echan chistes sobre los pobres sirvientes que rodean al grupo.

Fotograma del vídeo de RSG "Blackhawk One"

En otro momento y lugar, vemos en la Fundación Gilberto Alzate Avendaño una exposición que duró un par de meses a principios de este año y que fue titulada: “Juegos de Video”, curada por Santiago Rueda y Carolina Chacón. En este muestra hizo parte el grupo RSG (Radical Software Group) con el video “Black One” de 22 minutos de largo. Dicho video se hizo únicamente con extractos de la película “Black Hawk Down” (La Caída del Halcón Negro) (2001) de Ridley Scott donde aparecen única y exclusivamente personas de raza negra. El resto de la película fue borrado dejándonos estas imágenes de los negros somalíes en guerra desenfrenada contra un algo que no se ve y contra ellos mismos. Esta película de Ridley Scott está basada en un libro sobre un hecho real que aconteció en 1993 durante una intervención de pacificación, aprobada por la ONU, de los EEUU en territorio somalí, que consistía en asegurar, por vías militares, la entrega de los alimentos a la ciudadanía, dado el alto riesgo que se generaba en un territorio anarquista propio de las guerras de guerrillas.

El asunto nunca se resolvió como se creía, y una tarea aparentemente sencilla terminó resultando un fracaso total para el ejército de los EEUU y para el propósito de la ONU en la intervención en Somalia en aquella época. La reconstrucción de esta historia hace ver que la realidad de los hechos nunca logran descifrarse sobre el papel, y mucho menos cuando se trata de una intervención extraña en un pueblo en guerra, tratando de preservar su “compostura”. Es precisamente allí donde se concentra el problema que trata de señalar el grupo RSG con su manipulación de la película de Ridley Scott: El grupo de “marines” actuó como un grupo especializado que no se “funde” con el “otro” sino que se diferencia claramente sobre el “otro”. [2] Así lo señala brevemente R. Tuchnet en su blog sobre esta obra de RSG, inclinándose a pensar que si bien Ridley Scott pudo no haber tenido intencionalidad alguna sobre cómo se habían filmado algunas escenas, con toda seguridad, este vuelco hecho en la edición de la película, nos muestra que evidentemente hay signos vitales de racismo y de censura en quienes realmente están escribiendo las historias en el mundo. La intervención hecha por RSG muestra escenas del entorno en el cual los negros son evidentemente unos salvajes, que los norteamericanos están tratando de encausar y de atravesar sin “untarse” la mano como "desafortunadamente" se la untó George Bush en Haití.

Es así como se nos unen tres gestos en uno sólo:
1) El de George Bush y Bill Clinton que llegan con su comitiva blanca a Haití a dar la mano desde lejos, intercediendo, tratando de no “untarse”, a favor de los haitianos;
2) el del grupo de fuerzas especiales de los EEUU que entra en territorio extranjero comportándose como tal y huyendo del contacto con el “otro” a pesar de que iba con intenciones de ayudar al “otro”;
3) el de Ridley Scott que basa su historia desde la perspectiva en la cual solamente los negros son actores violentos, desalmados o de “relleno” en una película liderada por los blancos.

Nadie se mezcla con nadie, ni en la vida real ni en la interpretación de lo real, y en esa actitud, todos terminamos limpiándonos las manos con la camisa de nuestro vecino para reirnos después de aquel “otro”, que nunca entendimos ni quisimos entender, a pesar de que, sobre el papel, la misión sea muy humanitaria. Seguramente por ello pasó como una noticia desapercibida en un rincón de la prensa mundial.
[1] Véase el video en este enlace: http://www.youtube.com/watch?v=__Bz7L_VpZ0
[2] http://tushnet.blogspot.com/2007/10/editing-as-critique.html

29 de marzo de 2010

HABEAS CORPUS / Preguntas sobre el Dolor

Imagen: Colección de preparaciones anatómicas
en Cera (1948 / de Lisandro Moreno Parra) y
Santa Bárbara (Siglo XVIII de Pedro Laboria).
Exposición "Habeas Corpus" que tengas [un] cuerpo [para exponer]
MUSEO DE ARTE
BANCO DE LA REPUBLICA
Abierto hasta junio 22 de 2010

En la Manzana Cultural de Bogota se encuentra el Museo de Arte del Banco de la República donde actualmente se exhibe una exposición curada por el artista e investigador: José Alejandro Restrepo y por el Historiador Jaime Borja. Es una muestra que abarca los dos pisos de las exposiciones temporales de dicho museo en donde se pueden apreciar una mirada en la que se confunden el barroco colonial y los documentos de estudios científicos con un presente lleno de inquietudes sobre el lugar que ocupa, o acaso que viene ocupando, el cuerpo hoy en día. Ya escribía anteriormente acerca de cómo en Bataille hay una lucha enérgica por fragmentar el cuerpo y por tratar de rearmarlo a partir de sus connotaciones más pulsionales(1). Y es que ello es importante para entender que el cuerpo no es un único significado de sí mismo sino que contiene por medio de diferentes culturas, creencias y disciplinas, momentos de entendimientos tan múltiples y tan lleno de tabúes que es necesario desprenderse de ese “todo” para ver de qué manera lo hemos venido construyendo (destruyendo / atacando).

En una primera instancia veremos en la exposición objetos de diversa índole que nos acercan a la idea de lo corpóreo unido con el sentimiento barroco cristiano que predomina en una buena parte de la época colonial (tomando en cuenta que elbarroco en América pudo darse desde mediados del siglo XVII hasta inicios del siglo XIX). Esta introducción nos da buena cuenta sobre cómo se fue interpretando el cuerpo en la iglesia y cómo fuimos creando unas limitaciones en la mirada del cuerpo. Una obra de Pipilotti Rist a la entrada nos dejan ver el tono de la muestra ya que trasciende la idea de cuerpo mostrando una lucha entre el interior y el exterior del mismo. Un recorrido de la boca al ano en un juego femenino que no termina sino que se divierte en bucle hasta exasperar, en esa monotonía, los sentidos promovidos por el bajo materialismo Batailliano. No en vano se ubica aquella proyección en el piso del Museo. No muy delante de esta introducción, vemos un video de una obra reseñada en este blog de Carlos Monroy, donde, al lado de unas pinturas barrocas, nos enseña un retrato familiar en el que cada uno de los miembros de su familia, a manera de estudio fotográfico, poco a poco se van desnudando. El Video es más preciso que las imágenes fotográficas dado que nos deja ver pequeñas “impurezas” que surgen en el momento en que toca despojarse de una prenda: el chiste que sale, el pudor que se tiene, la mano que simula ocultar y el niño que se ríe de todo ello y de sí mismo.

Ya entrados en el segundo piso, veremos una profundización en el tema y un elemento que se nos escapa a la razón y que trataré de dilucidar en esta breve reseña: el cuerpo fragmentado y el horror de verse reflejado en él. No creo que el “horror” pueda llegar a ser la palabra, pongamos: la “estupefacción”, o la “impavidez” o aquello que produce “risa nerviosa” y que rechaza pero que no podemos dejar de mirar. Es definitivamente el clímax de la exposición en el que se hace con seriedad y con juicio uno de los mejores recorridos que un habitante de este antiguo Reina de Granada o de esta Colombia de historias indescifrables podamos haber hecho jamás. La monstruosidad de una lengua, la fuerza de un corazón, la huella de un pie, la mirada de una cabeza sin cuerpo o el señalamiento de una mano puede llegar a tener un significado pleno…. ¿Puede llegar a ser metáfora histórica de una país? ¿Logra hacernos entender porqué somos así? Somos lucha permanente, somos cuerpos que se desmiembran sin afán, y en estos ires y venires vamos escribiendo una historia marcada por el barroco por la cristiandad y por búsquedas de razones que nos enseñen cual es el enigma del cuerpo para que sigamos burlándonos de él, para que sigamos castigándolo y llevándolo a sus más denigrantes límites; o para que lleguemos, dentro de nuestro afán de darle sentido, por transformarle su sentido:

Imagen: Brazo de Reina acompañado al fondo por los "Desposarios de José y la Virgen (Siglo XVII por Gregoria Vásquez de Arce y Ceballos)

¿o de qué otra manera podríamos explicar un postre expuesto en la mitad del recorrido al que todos los colombianos lo reconocemos abiertamente y sin mayor pudor como “Brazo de Reina”? Y no solamente lo conocemos así, sino que con delicadeza lo vamos partiendo en tajadas y lo vamos distribuyendo entre los comensales que ávidos lo devoran y lo alaban por su fina textura. Sea esta obra, producto de la historia de la culinaria que en su gran mayoría no tiene autor, uno de los exponentes más extraños pero al mismo tiempo más apropiados de toda la muestra, porque en este postre podemos apreciar la forma cómo hasta nuestros días vamos construyendo este cuerpo mortificado/martirizado dentro del camino de lo religioso. Un cuerpo que se ha venido acostumbrando a que en el dolor esta el significado de la vida y que en la espera piadosa se trasciende la materia.

Es esta una exposición que, con fascinación, va más allá de las imágenes que nos muestra. La deuda de sus curadores es darnos una continuación de tan enigmático problema en el que nos han metido. Ese “habeas corpus”, ese cuerpo que se expone y que se deja ver, es a pesar de sí mismo, un cuerpo que sigue penetrando en todas las esferas de lo público y de lo privado en este inmediato presente. Por ello, vale la pena ir a visitarla y verse en ella con risita nerviosa.

(1) Ver LOS LÍMITES DEL CUERPO – O LO BELLO EN EL HORROR /PREMIO ENSAYO HISTÓRICO, TEÓRICO O CRÍTICO SOBRE ARTE COLOMBIANO, Publicado por el Instituto Distrital de Cultura y Turismo, Bogotá, 2005. Aunque la fuente más directa puede verse en el Diccionario creado por Bataille donde le da una definición a algunas partes del cuerpo. Este diccionario esta compilado en "LA CONJURACIÓN SAGRADA / ENSAYOS 1929 - 1939", Adriana Hidalgo Editora, Buenos Aires, 2003.